El gran hombre de Aragón, en el siglo XIII, es Jaime I el Conquistador, «el rei en Jaume». Conquistador de las Baleares, vence dor de Valencia, une el valor del soldado a la prudencia del hombre de Estado.
El cristianismo es su ley, y a él subordina su política. Mantiene buenas relaciones con sus vecinos, franceses y españoles; firma con San Luis el tratado de Corbeil, que fija la frontera franco-catalana, y casa a su hija con el primogénito del gran rey Felipe el Atrevido. Al final de su vida emprende un viaje a Tierra Santa, pero la tempestad le empuja a las costas de Francia.
Toma el hábito de fraile bernardo y muere en Venecia, el año 1276, inconsolable por el fracaso de su peregrinación a Palestina. Un ardiente afán de expiación le atormenta en sus últimos años. Pues este monarca generoso y leal, invencible hombre de guerra y hábil político, fue varón de amores apasionados y diversos. Y así, su corazón estuvo siempre ardiendo, alternativamente, entre la voluptuosidad y el remordimiento. Dicen que no podía resistir a la mirada de una mujer.
El testamento de Jaime el Conquistador, que reparte su reino entre sus dos hijos, inicia en Aragón un período de dificultades y discordias. Hay un trasiego de soberanos en el trono de Zaragoza. Hermanos y primos se traicionan y guerrean entre ellos.
Pedro el Ceremonioso somete a la nobleza. Juan I se dedica a la caza y a organizar bailes. Martín el Humano es una excepción en este período de mediocridad. Pero su reinado es demasiado corto. Al morir él, sin herederos, en 1410, se extingue la dinastía aragonesa, que comenzó con Alfonso el Batallador. La corona de Aragón pasa entonces al infante de Castilla Fernando de Antequera, llamado el Justo. Su hijo Alfonso el Magnánimo crea en Nápoles una corte brillante y dirige sus ambiciones a Oriente.
Este príncipe del Renacimiento, más interesado por los asuntos italianos que por sus súbditos españoles, deja en herencia Aragón y Sicilia a su hermano Juan II, rey de Navarra.
Juan II, rey de Aragón por su hermano y rey de Navarra por su mujer, viene a ser una promesa de la unidad española. Y pone todo su empeño en realizarla. Entra en guerra con Cataluña, que quiere por rey a Carlos, hijo de la primera mujer de Juan II.
En Navarra se desencadena una terrible guerra civil. Con el fin de imponerse a los catalanes, Juan II se alía con Luis XI y le cede el Rosellón. Le asedian las dificultades, pero Juan II las supera, pues es tan hábil diplomático como buen guerrero. Su gran acto político es la boda de su hijo Fernando, fruto de sus segundas nupcias, con la infanta Isabel, futura reina de Castilla.
Octubre de 1469. Valladolid. Una muchedumbre más curiosa que entusiasta se agolpa en torno de la pareja principesca. Entre esa muchedumbre hay descontentos. Los nobles están inquietos. El pueblo duda. ¿Qué va a pasar? ¡Ya veremos!